La Universidad Distrital Francisco José de Caldas hace esfuerzos increíbles por gestionar y ofrecer ayudas a los estudiantes en el curso del semestre académico, el mismo que se desarrolla con clases remotas y con el uso de herramientas virtuales; todo por causa de la crisis del coronavirus.

Dichas ayudas no estaban previstas, al menos no en la forma actual, ni contempladas en las partidas presupuestales. Obedecen a la emergencia. El calendario académico avanza de modo virtual por la hasta ahora insuperable situación del contagio patológico masivo y por los riesgos para la vida; no por culpa de la institución.

Así el alma mater ha procedido a sufragar los bonos de apoyo alimentario para 3.700 estudiantes. Serán tres entregas y cada bono tendrá un monto de $116.420, redimibles en artículos de la canasta familiar. La primera entrega deberá ocurrir esta misma semana. 

También la Universidad ha realizado la contratación con la ETB de 2.500 tablets, para proporcionarle esta ayuda a igual número de estudiantes y cuya distribución dependerá sin ninguna duda de las entregas que haga el contratista.

Si ha habido alguna demora en materializar los bonos y el préstamo de las tablets, ella ha obedecido a trámites administrativos y legales, propios de los factores externos a la Universidad. Esta última concentra su voluntad para hacer realidad estos apoyos, pero no puede pasar por encima de los procesos contractuales; simplemente los debe saber manejar y superarlos. Esa gestión y dichos apoyos constituyen una iniciativa de la propia Universidad; y esta por tanto no ha incumplido nada. Sigue con las energías orientadas hacia unas políticas y decisiones que, por otra parte, tienen unos alcances no conocidos quizá en ninguna otra universidad pública. La institución continúa en la brega de materializar tales apoyos, superando aquellas dificultades externas. La comprensión, para estos efectos, debe hacer parte de una solidaridad, de la que todos deben hacerse cargo. 

Finalmente, a propósito de los temas concernientes a la matrícula, hay que tener claridad sobre el hecho de que en la Universidad Distrital los ingresos semestrales por matrícula de los estudiantes ascienden a $7.200.000.000, recursos propios sin los cuales sencillamente la institución no podría funcionar. Los reclamos y las necesidades de los estudiantes sobre el tema, pueden ser lógicos y entendibles, pero no hacen parte de una reivindicación frente a la propia universidad, sino seguramente, frente a instancias más altas del poder estatal, las que potencialmente disponen márgenes mayores de orden presupuestal. Es la hora de la unidad y de la defensa integral de la Universidad.

Rectoría, Vicerrectoría Académica y Vicerrectoría Administrativa