Publicado el 02 de julio del 2020 - Actualizado el 06 de julio del 2020

La distribución de las tablets ha arrancado en forma. La entrega efectiva en la Universidad Distrital y su puesta en las manos de los estudiantes que las requerían es un hecho que representa una contribución importante para el mejor desempeño en medio de una situación crítica; en medio de un estado de cosas anormal, que, por cierto, exige reorientar el tipo de actividades, de lugares y de dispositivos con los que se aboca el ejercicio pedagógico y la enseñanza científica, tecnológica, humanística y creativa.

Con las tablets, cada estudiante encontrará mejores condiciones para el acceso a una comunicación más colectiva, más simultánea y más recíproca. Es decir, para una interconectividad mayor y más eficaz.

Es cierto que han llegado un poco tarde, pero ha sido por circunstancias ajenas a la voluntad de la Administración, pues durante cuatro semanas entes financieros externos de carácter público se abstuvieron de autorizar el registro en el predis de los traslados presupuestales internos, que eran indispensables. Finalmente, la Universidad Distrital hizo la contratación con la ETB, solo que esta tuvo un retraso evidente para la entrega, por causas atribuidas al proveedor, con cuya seriedad contaba esa empresa pública, sin que esta confianza le fuera respetada.

Ninguno de estos contratiempos se debió a la responsabilidad de la Universidad; tampoco a una falta de planificación. La Administración ha tenido que obrar sobre la marcha -como es apenas lógico- y lo ha hecho bien dentro de las condiciones anómalas que ofrece la coyuntura actual, para la que no había plan posible que pudiese dar cuenta de las exigencias que apremian en una emergencia de tamañas proporciones.

La Universidad ha obrado de modo sensato al abrir el semestre académico y al apoyar a los docentes para el uso de las herramientas digitales. En ese marco, decidió acertadamente -no sin reconocer las dificultades- aventurarse en los reajustes del caso para traslados presupuestales, a fin de darle una base financiera al proyecto de conectividad, destinado a apoyar a la franja de estudiantes, muy significativa, que así lo solicitara.

Ese apoyo hoy comienza a ser una realidad. Es algo bueno, y registra unas dimensiones mayores a lo sucedido en cualquiera otra universidad pública. Además, está concebido con un alcance que sobrepase el semestre en curso. Debe hacer parte de una política más duradera en el campo de los apoyos, a la vez, sociales y académicos, en el interior de la comunidad universitaria.

¡Unidad, academia, espíritu ciudadano y desarrollo del pensamiento crítico!

Foto: EL TIEMPO 

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Universidad Distrital Francisco José de Caldas