Avanzando hacia la construcción de la Archivística Social | Agencia de noticias UD

Entre el 6 y el 10 de octubre de 2025, la Universidad Distrital Francisco José de Caldas celebró una nueva edición de la Semana de los Archivos y los Archivistas, conmemoración que coincidió con el Día Nacional de los Archivos (9 de octubre). 

Este año, el evento se propuso mirar más allá de la técnica, convocando a la reflexión crítica con el lema: 'Avanzando hacia la construcción de la Archivística Social: El reto de documentar las tragedias y crisis de la actualidad'.

En este marco, conversamos con el profesor Johann Pirela Morillo, docente e investigador del Programa Académico de Archivística y Gestión de la Información Digital, quien compartió una visión profundamente humanista, tecnológica y transformadora de la profesión; recordando que  'Celebrar al archivista es celebrar a la memoria, es celebrar la gestión de la información documental y del conocimiento'.

Esta semana estuvo marcada por actividades diversas: desde las Olimpiadas Archivísticas hasta el Encuentro de Egresados, pasando por el Simposio de estudiantes, espacios de diálogo sobre ciudadanía digital y el coloquio "Memorias, archivo y escenarios de paz", organizado en conjunto con el Instituto para la Pedagogía, la Paz y el Conflicto Urbano – IPAZUD, la Maestría en Educación para la Paz y la Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria.

Pero más allá de la programación, lo que quedó en evidencia fue la necesidad de repensar el rol del archivista en una sociedad atravesada por conflictos, desigualdades y nuevas tecnologías.

Al preguntarle cómo definiría la labor del archivista para quienes no están familiarizados con la profesión, Pirela fue enfático en desmontar el imaginario tradicional: “Cuando pensamos en ese nombre, solo nos viene a la mente el espacio con carpetas y documentos físicos. Pero hoy los y las archivistas deben ser mediadores significativos; gestores de la información y del conocimiento organizacional y social”. Esa ampliación del horizonte archivístico implica una transformación profunda. Se trata de dar sentido a la información en contextos donde los datos fluyen a una velocidad inédita. “Estamos en una sociedad datificada. Los datos también son documentos de archivo, y deben ser gestionados, preservados y contextualizados para ofrecer servicios de alta calidad (...) explicó el profesor.

Uno de los temas clave de la conversación fue, el giro hacia una archivística social y comunitaria, una corriente que busca integrar memorias no institucionalizadas, muchas veces marginadas por la historia oficial. (...) “Tenemos que pensar también en las manifestaciones documentales que pueden tener los archivos personales, los archivos de los movimientos sociales, de los pueblos indígenas. Ahí hay un reto enorme y urgente”, agregó.

Además del manejo técnico, el profesor destacó la dimensión emocional y ética del trabajo archivístico, especialmente en contextos de conflicto y exclusión: “El archivista debe ser una persona sensible. Hay fenómenos como las migraciones, los desplazamientos, los movimientos sociales, y todo eso deja huella. Necesitamos una archivística que dialogue con la realidad social y que se ponga al servicio de la ciudadanía”.

Al abordar la preservación de la memoria histórica y cultural, subrayó que esta no se limita a conservar documentos, sino que debe involucrar procesos activos de visibilización y difusión: “Los archivistas, junto a museólogos y bibliotecólogos, somos profesionales de la memoria. Tenemos el deber de construir y compartir el patrimonio con estrategias concretas, desde lo técnico hasta lo comunitario”.

Finalmente, el docente dejó un mensaje claro para la comunidad: “Tenemos entre manos un gran compromiso social. No se trata solo de gestionar datos, sino de sostener una mirada humana y cultural que preserve la memoria y promueva una gestión estratégica de la información con sentido ético y social”.

La Semana de los Archivos y los Archivistas 2025, fue sin duda un llamado a repensar la archivística como una herramienta para la transformación social, la justicia histórica y la construcción de una memoria más incluyente y participativa.