Publicado el 24 de mayo del 2022 - Actualizado el 24 de mayo del 2022

Históricamente, los cuerpos de las mujeres han sido territorios donde se inscribe la guerra y donde se ha reproducido el mensaje de dominación sobre las poblaciones, las sociedades, la tierra, la expansión y la colonización. Los conflictos bélicos y armados con sus estrategias militaristas y mercenarias han encontrado en la violencia contra las mujeres una de las estrategias más efectivas para perpetuar el poder y la dominación. Rita Segato, autora argentina, en la Guerra Contra las Mujeres (2016) expone la necesidad de reconocer que la violencia contra las mujeres, en lo que refiere al feminicidio, lejos de ser concebida como casos aislados que en los titulares de las noticias se asocian a crímenes pasionales o netamente relacionados con el abuso sexual desde el acto en sí mismo, tienen un carácter mucho más estructural que vincula no solo un móvil instrumental asociado al deseo y la libido del perpetrador, sino que describe su inscripción en el campo moral y el papel que tienen la humillación, la subyugación en la afectación mental y emocional de las mujeres y las sociedades. 

Lo anterior, en relación con las nuevas dinámicas de la guerra en los países de América Latina, si se parte de la transformación de los conflictos y los poderes consolidados en realidades estatales y paraestatales en las cuales coexisten grupos criminales que han ritualizado prácticas de trata, subyugación, secuestro, violación, explotación y asesinato en contra de las mujeres como conductas que normalizan y determinan cuánto poder tienen sobre el territorio y su población, desencadenando así una cultura del control, la imposición y el miedo.

Gracias a las reivindicaciones de grupos de mujeres en Europa (Greeham Common Women´s Peace Camp) en 1982, se establece el 24 de mayo como el Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme, con la finalidad de conmemorar las luchas que incontables mujeres han librado históricamente y, especialmente, desde la Primera Guerra Mundial (1915) para trabajar en favor de una cultura de paz.

En el marco de los conflictos armados, las mujeres han tenido un papel preponderante, trabajando incansablemente por la paz, aun en contextos de desigualdad y ocultamiento, valga la pena enunciar a Rigoberta Menchú. Rosa Parks, Wangari Maathai, Bertha Cáceres, Malala Yousafzai, a las cuales se suma una gran lista de otras individualidades y colectividades que han sabido posicionar la defensa de los derechos, la equidad, la justicia, el diálogo y la paz en mundo. Valga reconocer también en nuestra América Latina las experiencias de la ABYA AYALA, las madres dela Plaza de Mayo en Argentina, las críticas al patriarcado neocolonial desde las iniciativas anarco- feministas, ni qué decir de las diferentes expresiones organizativas que han reaccionado a las realidades de las mujeres en Ciudad Juárez, en Nuevo León y en muchos otros lugares de México. 

Más recientemente y en nuestro contexto colombiano, es importante resaltar la lucha de las mujeres en el marco del conflicto armado, las madres de Soacha y su constante movilización por el esclarecimiento de la verdad, las experiencias del pacífico colombiano y las apuestas por la pedagogía de la memoria aún en un contexto posterior a la firma de los acuerdos de paz en el cual el punto de la defensa de los derechos de las mujeres fue clave y que aún sigue sin cumplirse, mientras la violencia sigue recrudeciéndose. Faltaría espacio para nombrar a todas y cada una de ellas que han dejado su huella en medio de la pugna por el reconocimiento a su propia existencia y a su dignidad.

Hoy queremos seguir visibilizando estas situaciones pues trascender la concepción de la mujer como víctima de los conflictos armados implica reconocer una historia de desigualdades, de actos de crueldad y dominación para no seguir normalizando esas acciones y poder centrarse en el rol activo y decisivo de las mujeres como sujetos individuales y colectivos que hemos aportado a sociedades más justas, equitativas y, sobre todo, a construir caminos para la paz. 
 

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Fuente de información: Rectoría
Angely Katherine Torres Melo - Asesora Asuntos de Género, Diversidades Sexuales y Derechos Humanos
Universidad Distrital Francisco José de Caldas