Esta es una fecha de lucha, pero también de fiesta y celebración. Lo es de lucha porque siempre habrá necesidad de conquistar nuevas reivindicaciones para los trabajadores y para las clases subalternas. También lo es de fiesta y celebración, por la ratificación optimista de lo conseguido; sobre todo, de los avances sustantivos que se experimentaron hace poco más de un siglo, cuando el movimiento obrero aseguró la jornada laboral de 8 horas.

Este 1 de mayo coincide con la crisis desatada por el coronavirus, con unos resultados dramáticos en Colombia, país en el que se han contagiado más de dos millones y muerto 73.000, aunque ciertos indicios permiten sospechar que la cifra es de más de 82.000 personas.

Además, la pobreza galopante, en buena parte producto de la crisis sanitaria, azota al país, particularmente a las franjas más vulnerables de la población. Si en el 2019 la pobreza alcanzaba el 35.7%; para el final del 2020 subió en una proporción mucho más elevada, equivalente al 42.5%, una verdadera escalada lacerante.

Por otra parte, no solo la pobreza se ha disparado, también la desigualdad social ha regresado a niveles muy negativos, pues el Gini, indicador de esta misma desigualdad, ha vuelto a encaramarse al 0.53 o algo más, cifra demostrativa de una desigualdad especialmente gravosa.

En tales condiciones, el 1 de mayo representa la ocasión para una toma de conciencia generalizada en pos de: 1) la aceleración del proceso de vacunación; 2) una modificación en las pautas que orientan la reforma tributaria, en un sentido de profunda redistribución social y 3) unas acciones decisivas de carácter solidario, aún más amplias que las actuales, para revertir la tendencia hacia la pobreza y hacia la desigualdad social.

 
La Universidad Distrital Francisco José de Caldas ha hecho una sensible contribución para mitigar los desequilibrios sociales entre la población estudiantil. Por cierto, su comunidad universitaria participa de la conciencia colectiva en favor de una justicia social que se ha visto seriamente deteriorada.
 

Rectoría Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Foto de EL TIEMPO